Volcán - Valentina Varas

Oriente y accidente

 

Al costado de la ruta un cartel decía

segunda vía del bypass

una palabra en inglés en el medio

del campo uruguayo;

oriente y accidente.

 

Casitas de colores cada tanto

de a rachas

inconstantes,

incómodas como todo

lo imprevisible

excepto los primeros romances.

 

Solo los primeros son romances

después es ritmo.

 

Una publicidad de Telefunken,

un caballo de madera,

autos abandonados y casas

rumbo al mismo destino,

un grafiti en Colonia del Sacramento,

confundo sacramento con sacrificio

y cuaresma con cuarentena;

entre dos lugares hay más lugares

ya no queda vacío y sin embargo

la soledad por estos días

es total.

 

Entendí cómo se hacen esos bosques

tan tupidos y caprichosos

que veo siempre desde la ruta:

plantan filas de árboles chiquitos,

al principio parece un viñedo

y después se convierte en algo

mucho más lindo

y menos útil

para los humanos.

 

En una caminata encontré

unos aloe veritas y pensé que

suena mejor la palabra ‘veritas’

que la palabra ‘verdad’,

algo se rompe en la traducción,

suena mejor lo que queremos sentir

que lo que sentimos.

 

Divisé un pedacito de río a lo lejos

después lo perdí

y lo volví a encontrar

–el campo tiene eso:

la paciencia, la permanencia–

era del mismo color que el cielo,

pero metalizado.

 

Si los caballos duermen parados

hoy vi un caballo muerto.

 

 

 

Cuidar y guardar

 

Los domingos trato de aprender algo,

capitalizar el desgano y la presión

en el pecho, el bloque de mármol

que se forma entre las clavículas

y las costillas, darme consejos

a mí misma que en cuarenta

o cincuenta años les sirvan a mis nietos:

 

Cuidar los días que pasamos

juntos, los que pasamos separados

extrañándonos, los que pasamos lejos,

enojados, para no olvidarnos,

para no volver a hacernos mal

otra vez, sin querer,

de la misma manera,

para no volver a llevarnos

a los mismos lugares

de los que nos costó tanto salir.

 

Volvamos a mi cama y a la vista

panorámica, el horizonte es otra

forma de referirnos al futuro cercano;

“esta hamburguesa es horrible

pero no importa, tenemos todo

el tiempo del mundo” dijiste.

 

Era mentira, ahora veo sola

la espuma verde de las copas

de los árboles que bordea las vías

y empuja el andén hasta perderse

en la curva antes de la mezquita;

sus dos torres pinchan el cielo,

descubro partecitas

del paisaje que nunca vimos.

 

Te llamaría para avisarte

que los pájaros están volando bajo

y pasan cerca de los balcones:

llegó esa época del año,

nos (la) vamos a perder;

te llamaría para avisarte

cualquier cosa.

 

 

 

Todo riesgo

 

La destrucción total

también es una forma de magia:

había algo y ahora no hay nada.

 

 

Valentina Varas nació en Buenos Aires el 26 de enero de 1991. Estudió Marketing. Tiene tres hermanas y es la única celíaca. Escribe para entender y conservar. En 2016 publicó La velocidad de una fiesta (Pánico el pánico). Volcán es su segundo libro.