Mónica Sifrim - Un barco propio

GRANDES ESPERANZAS

“Nos fabricamos un Dios que nos sonríe”

Simone Weil 

 

Estaba encinta

(Una niña en mi vientre)

 

Me pidieron “vuelve a fecundarte”

 

Y por eso

Concebida de un grumo

 

Y un pájaro de mimbre

 

Quise

Darme

Nuevamente

A

Luz

 

No sabía qué esperar allí

Pero súbitamente

Me inundaron

 

Grandes esperanzas

 

Perturbada

Regresé del sueño

 

Con dos margaritas

En la mano

 

(Yo también, me dije, traigo vegetales de mi sueño)

 

Las margaritas eran

De verdad: podían

Deshojarse por amor

 

Entonces

Yo deseaba

A un amante

De las cordilleras

Y por él concebía

Grandes esperanzas.

 

Quería que bebiera

De mi líquido ámbar.

 

Él

Bebió

Como un

Cosaco

Del cuenco de mi mano

Hasta que en mi sueño

Se quebraron

Esas margaritas

Y otras más

Con el traje de novia

Encendí una fogata

Ardieron

Las puntillas y el festón

 

En medio de la noche, rasgué el velo

Y escapé a caballo

Horas después

Se  escucharon

Voces

Que gritaban

Mi nombre

En la marisma

Accedí a las súplicas

De un anciano andrajoso

Le llevé aceitunas, agua, queso

 

 

 

Ese

Hombre

Alentaría

Grandes esperanzas

Para mí

 

Yo sería por obra

De su gratitud

La bailarina

De una caja de música

 

Girando siempre

Hasta enardecer

A tirios y troyanos

 

 

De mi traje de baile

Encendí una fogata hasta que ardieron

lentejuelas y tul

 

Y en medio de la noche cabalgué kilómetros a pelo

 

Pero al amanecer

Oí que me llamaban

De una sala sembrada

De tacitas de té

 

 

Un niño me anhelaba, yo lo hacía sufrir

 

Y cuanto más deseo, más desdén

Y cuanto más desdén más agonía

 

Sobre el suelo pringoso

de merengues añejos

Quebré las porcelanas

Y corrí

 

Pero días después

En la marisma

El labio blanquecino de un poeta

Musitaba mi nombre

 

(Poesia me dije, arma de doble filo

Mientras te cicatriza

Te desdice) [1]

 

El poeta me puso a devanar

Pelusas

De un telar extranjero

 

La lírica

-Explicaba -

Necesita

Grandes esperanzas

 

Todo el día

Trenzando y destrenzando

 

Junto al cesto

 

Extenuada

Apronté mi montura

 

Pero a poco de huir

Me detuvo la sombra

Del pájaro de mimbre

Que arrojara

Un día su simiente

Para darme a luz.

 

 

El pájaro me dijo:

 

“Las grandes esperanzas son así: te buscan

Son así

Te engullen

Si alguien vierte su ilusión en vos, como en una tinaja de mosaicos

Serás siempre

Esa germinación

Del ansia ajena”

 

 

Y explicó:

 

“Te estás peinando sigilosamente en la recámara

Y por la cerradura

Alguien vigila

El crecimiento

De tu cabellera.

 Y

 Hace planes”

 

“¿Qué ilusión de otros pulsarás como un ábaco.

De qué anhelo

Aun cuando creías que era  tuyo

Serás el instrumento?”

 

“No hay caballo, no hay ruta, no hay dónde residir

Solo te resta

Escapar por agua

Echada en la cubierta

De una embarcación”

“Mecida por un casco

De roble

Podría diluirse

Tu dolencia en agua

En diálogo amoroso con el agua

 Así de cara a Dios”.

 

 

Y reveló:

 

Dos tablones de roble se han clavado esta noche

Para asirte

Un diálogo amoroso con el agua te espera

En la cubierta

Y un dios que te sonríe

Porque adora

Los barcos

 “Dios te dio

Las palabras.

Dios te dio

Un barco propio

Para alejarte de esta pesadilla

 

Es hora de saltar”

 

 

 

[1] Mónica Sifrim, de Laguna.

Mónica Sifrim nació en Buenos Aires en 1958. Es egresada de la carrera de Letras de la UBA. Publicó Con menos inocencia, Novela familiar, que fue reeditado en 2012, Laguna y El mal menor, de Bajo la Luna, que ganó el premio Municipal en categoría inéditos. Su último libro es El barco propio, 2018.

Ganó el premio del Fondo Nacional de la Artes y la beca Fulbright. Publicó textos en diarios y revistas y sus poemas fueron traducidos a varios idiomas. Actualmente es editora de ediciones Cienvolando y coordina talleres de escritura y lectura.