Luna Plutón - Flor Monfort

 

El padre de mi hijo

 

Me hubiera gustado que escribas este poema

vos pero lo voy a escribir yo porque vos

no sé dónde andarás.

Estás internado,

viviendo solo en el campo,

en una granja con chanchos

usás pampero para pisar el barro

que ahora abunda en el pueblo.

 

Esto no es un poema, es un mantra

para pensar en mí,

¿por qué me miraste así?

 

“Voy y vengo al registro civil”, dijiste

yo te esperaba en la clínica

donde fui a parir

mamá sostenía los bolsos

Sole dictaba mi documento.

No quería desconcentrarme del parto,

de la apertura, de las contracciones

como canto del cuerpo

ni sacarme el cuchillo de la boca:

pariría por abajo,

si me mandaban a cesárea

volvía al desierto.

 

Estamos tratando de ponerle los dos apellidos,

el tuyo italiano y el mío francés.

Yo puse nombre italiano sin preguntarte,

o te pregunté y no quisiste opinar,

le estabas dando pan a tu nene,

dijiste *querés pan, ahora te doy*

yo escuché todo y asentí.

Eso sería de buen padre,

o de padre a secas.

 

Ahora te estoy esperando,

veo cada moto pasar con la ilusión

de que seas vos y también con la ilusión

de que no seas, que me dejes plantada,

reforzando la idea de que somos

dos desastres.

Pero sé, por la forma en que me miraste,

que hoy querés hacer las cosas bien,

hoy estás rescatado, tomaste algo fuerte,

o estás con homeopatía.

 

Mi papá me hacía fideos pegajosos

ricos, sanos, todo lo que necesitaba,

mirábamos turismo carretera

hacíamos la mímica de afeitarnos.

 

Mi papá está viejo,

el no haber dicho que iba a matarte es un síntoma de su vejez

o de que me tiene miedo.

Te hubiera ido a buscar

hubieran terminado abrazados,

temblando juntos las anécdotas

que le encanta contar sobre los trotes

en Las Flores,

donde se sacó él mismo

el veneno de una picadura

donde voló 26 metros

porque se le enganchó la cadena

donde enterró a sus muertos

y me pedía de ir,

sabiendo que lo mío es un falso sí

que también encierra mis proyectos

de filmarlo durante dos días,

editar un documental y pasarlo en el Bafici.

 

Papá y vos, sin redundar en la nada

nadar en la baba de las creencias

sobre las constelaciones familiares,

pero son ese tipo de hombre

torturado por la madre o su ausencia.

 

A veces pienso que me muero,

qué pasa si me muero,

me muero mal,

con toda la furia de un tumor

que se agarra de todos lados

donde puede, hasta del cerebro,

y cada vez que siento un tirón

en el hombro pienso que es él

que se está estirando la modorra.

 

 

Luna Plutón

 

Yo no te amo pero quiero

Que me ames

Nuestro hijo tiene 18 meses y ahora puedo

sentarme a escribir el agotamiento

revisar el home

banking la dentición

temprana y los anillos de pepa

de saturno.

 

Toda esa ropa nueva que puedo ver

en las redes sociales

la vajilla el futón, fuiste a un sastre, adelgazaste

el desafío no es dejar de pensar

atrás de todo este castigo

estoy yo, mi esencia

salvaje, yo que me gusto me guiño

el ojo y no estoy tan decepcionada.

 

Dejo un poco de helado

para la noche sola en la calle violencia

adentro mullido y luces

altas agendas con abogados

el agua purifica un viaje

en bondi de vez en cuando.

 

Yo no te amo, no disfrutaría tu compañía

no te encuentro interesante

pero sí muy sexy sos tan majo

el problema no es que el bebé se prenda

sino perder la paciencia dando la teta.

 

Dormir sola en la cuna

mientras él resopla desde mi almohada

el apego es bañarse juntos ponerse colorados

no te miento cuando me llamás

me saco la remera y lo dejo tomar a su antojo.

 

La maternidad es un lío

un poema de emoticones

en la cresta de la ola de la cena

mi ex novio me refiere sus consejos de crianza

doy golosinas toda mi plata

no soy como él, no me compro nada

mantengo el orden hasta ahí mantengo la raya

las cuentas se pagan el día que vencen

los carnets se pierden varias veces al año

elegí un barrio bosque un barrio montaña

para pasear el pata pata

miles de perros con collares de osos

ventanas y rampas.

 

Pablo me dice que medite, que descanse mi cabeza

del autocontrol de ser una boluda

todo el tiempo de sentir tanto tan poco

del rivotril de hacer la cama

de la autoexigencia

y yo digo no, no me exijo mucho eh?

y él dice sí, te das con un palo

y yo no quiero ser perfecta

quiero ser armada

pero no puedo ni dar discursos.

 

Ahora mientras soy mamá de un nuevo

descanso de algunos problemas

como esa pulseada por controlar.

Lo importante no es el amor sino la lealtad.

 

 

Flor Monfort nació en Buenos Aires en 1976. Es periodista y escribe hace años. Este es su primer libro de poemas.