Eduardo Pocztaruk - Justo vienen hacia

Para esta presentación, tuve la alegría de leer los libros anteriores de Eduardo (En medio de la vida, La voz enmascarada y El Juego de la Oca), y sí con algo quiero empezar es con la certeza de que la poesía de Eduardo Pocztaruck no se regodea en sí misma, ¿y con esto que quiero decir?, que Eduardo es de esos poetas que viven y escriben como si las palabras valieran solo para un fin que la trasciende. Pero no un fin supremo, no la felicidad ni el amor con MAYUSCULAS, algo más cercano y concreto, el amor de los gestos sencillos, o el amor por los juegos, el brillo de lo cotidiano.

En este último libro “Justo vienen a mí”, los poemas son un artilugio que devela el juego propuesto, los versos del primer poema empiezan con la a, los del segundo con la b, y así hasta llegar a la z.

Es el juego propuesto el que inventa lo que se pretende contar y no al revés, cosa rupturista en la poesía, en la cual los que escribimos creemos que siempre tenemos que tener algo para contar. Eduardo se atreve al juego inverso, e instaura el núcleo de sentido en la posibilidad de que cada historia surja a partir de las letras del abecedario.

¿Tiene todo juego sus reglas? por supuesto, los poemas estructurados de la A hasta la Z, respetan el abecedario y no hay arbitrio en eso, sin embargo como lo dijo Nieztche el juego puede ser también una experiencia lúdica donde surge una capacidad revolucionaria, espontánea, libre y amorfa capaz de inventar nuevos ordenes, previo a la instauración de cualquier regla. 

Yo creo que “Justo vienen a mí” tiene más que ver con esta acepción de juego. Desde los poemas que interrogan al lector “qué miras/qué escuchas/ qué esperas/ quién sos vos” hasta los poemas donde se pregunta sobre su propia existencia “era un nuevo día y entonces/ era yo el que no era?”, el libro va construyendo sentidos diversos que no se agolpan en una única respuesta, que parecieran breves reflexiones y a veces más extensas, escritas de refilón al margen de la hoja al calor de las letras que van apareciendo. Y con esto no le quito importancia a un libro muy cuidado, pero si tal vez le quito prolijidad, y le doy la belleza de esa suciedad de nena o nene que juega en la plaza sin temor a ensuciarse la ropa, que juega y construye, juega y y arma con lo que tiene a mano, con lo que justo tiene a mano, lo que quiere decir.  

Los poemas son pinceladas, luces que alumbran para seguir un sendero que está más allá. “Justo vienen a mí” tiene la potencia de los poemas que no dicen verdades, sino que iluminan zonas o proponer otra forma de ver las mismas cosas: “imagino al mundo como a un/ imán con una fuerza que nos atrapa o/ irradiando un magnetismo que/ igual nos lleva a todos al mismo sitio”.

El libro arranca con una cita de Fabio Morabito que dice: “Porque los versos no se inventan, los versos vienen y se forman en el instante justo de quietud que se consigue, cuando se está a la escucha como nunca”. Curiosamente en este libro, parece que esa escucha atenta se consigue solo en movimiento. ““Jamás/ jugaría este juego/ juro que no lo busco solito levanta vuelo” en estos versos esta signada tal vez toda la propuesta poética de “Justo vienen a mí”. Los invito a jugarlo.

 

 

 

 

 

Luciana Reif

Busco

bajo la alfombra del cuarto

bocetos de un mundo perdido

bastante he luchado por una paz que no me pertenece

balanza oscilante entre el bien y el mal

bailemos hoy

bienaventurados obreros y amantes

bebamos el vino que nos regala

baco antes que se termine.

 

 

 

Gime el

gato en el umbral

gateo para observarlo

gotea del techo la lluvia sólo una

garúa fina como una canción de

Gardel que retumba

gélida en mis oídos

giro en derredor y te encuentro

gacela en celo

golondrina migrante

gime para mí una vez más.

 

 

 

Hasta la victoria siempre

hasta que la muerte nos separe

hay que hacer tripa corazón

hay que ver para creer

hay que agarrar el toro por las astas

hay que dar para recibir

hay que darle tiempo al tiempo

¿ hasta cuándo hay que

hacer todo esto? mejor

huir como rata por tirante.

 

 

 

X de

xilofón    no más que eso

Xenófobos go home.

 

Eduardo Pocztaruk nació en la Ciudad de Carmen de Areco, Provincia de Buenos Aires, en 1962. Vive y trabaja en la Ciudad de Buenos Aires. Es contador, poeta y murguero. Escribió dos espectáculos de murga presentado en teatros . Paginas Vacías (2004) y Sueños personajes y versos (2005). Participo en dos antologías de poesía. Poetas de Carmen de Areco (1999) y Poesía del carnaval de Buenos Aires. Martin, Morel y Canale, compiladores, Editorial Antropofagia, (2010). En 2011 Ediciones del Dock publica su primer libro de poemas titulado “En medio de la vida” y en 2016 la misma editorial publica “la voz enmascarada” libro que fue declarado de interés cultural en 2016 por la Legislatura de la Ciudad autónoma de Buenos Aires, por su contribución a la cultura popular y barrial. Publicó en 2017 El Juego de la Oca por Alción Editora