José Sbarra - El mal amor

 
 
 
Todo existe caprichosamente. Las estrellas están a modo decorativo y, por supuesto, dios está de sobra. 
El misterio es sólo vacío. Los gatos existen 
para enseñarte a hundir los ojos en el silencio. 
Octubre podría llamarse adiós o jueves o laúd. 
La paz es tedio. El sol se pavonea lleno de oro. 
Y la luna finge ser  un transatlántico que está de fiesta.
Nada concuerda con nada. Y sin embargo, yo, 
a escasos metros de mi final, espero todavía 
una ración de amor. 
 
 
*

 
Sólo mis libros me pueden salvar.
Sólo mis libros me van a salvar en todos los sentidos.
No habrá amor ya.
No creo que nadie merezca tantas oportunidades.
Pero mis libros me van a salvar afectiva 
y espiritualmente.
No hay otra salida para mí,
la muerte me hallará escribiendo. 
 

*
 
 
Anoche quería pedirte que te quedaras conmigo,
me hubiera gustado ser ingenuo
y atreverme a decirte: 
quedate a dormir, si querés.
Pedírtelo con inocencia.
Prometerte no acercarme a los bordes de tu almohada,
mentirte, por supuesto.
 

*
 

No me amabas.
Otro hubiese demorado diez minutos,
diez horas, diez días en darse cuenta.
A mí me llevó diez años.
No te reprocho que me hayas dejado, 
lo que me atormenta es el tiempo que estuviste 
junto a mí sin amarme.
Eso es lo que verdaderamente hiere.
Cuántas veces habrás estado en mis brazos con fastidio.
Cuántas veces habrás hecho el amor sin deseo.
Si estuvieras aquí
me dirías que no fue así, que exagero. 
Y acabarías persuadiéndome 
y volveríamos a hacer el amor mecánicamente.
Y yo volvería a equivocarme una vez más.


*
 
 
De todo lo que conocí quiero más
más nieve, más fuego
más sexo, más calma
de toda la locura quiero más
y de toda la pureza quiero más
más honor y más deshonra
más virtud y más bajeza
de todo lo que amé quiero más 
de lo que aún no he probado quiero más
de todos los excesos quiero más
más dolor
más placer
quiero más
y cuando me muera
como una ráfaga y como una súplica
saldrá de mi boca la palabra más.
 
 
*


Me gusta pensar que estás leyendo y que si digo mar,
ves tu propio mar. Que así sea. 
Dejame creer que hubiésemos sido buenos amigos 
de haber nacido menos distantes en el tiempo. 
Pero eso no tiene importancia, ¿verdad? 
Te saludo desde la otra orilla, 
no te conozco ni puedo descifrar tus misterios, 
pero puedo enviarte una señal que equivale a un:
“Deseo con todo mi corazón 
que tu peregrinaje no te sea tan duro
como me lo fue a mí”. 
Y si tenés como yo la certeza 
de que todos los mensajes llegan, 
sonreí desde tu orilla 
y quizá no te sentirás tan solo.
 

*
 

Elegimos el ejemplar más exótico,
nos enamoramos de su libertad
y empezamos a construirle una jaula.


*
 

Abrir un libro
¡qué síntoma inequívoco de que se está solo!
 
 
*
 
 
José Sbarra (Buenos Aires15 de julio de 1950 — 23 de agosto de 1996) fue un escritor, autor teatral, poeta y guionista argentino. En un principio autor de varios libros infantiles y juveniles, luego cambiando el matiz de su prosa poética, con un estilo que combinaba lo sórdido, lo delirante y lo juguetón. Entre sus obras más conocidas se destacan Obsesión de vivir, Marc, la sucia rata y Plástico cruel.