Los viajes y las visitas - Juan Paez

 

 

 

 

Los viajes y las visitas

 

Juan Páez

 

Una muchacha canta y la aldea despierta con su canto. La canción es Bonjour y la escena pertenece al film animado La bella y la bestia estrenada en 1991. Bella, la hija del inventor, atraviesa el pueblo con un libro en la mano, mientras los otros personajes murmuran al verla pasar.

Hace unos años, en un viaje de Río Gallegos a El Calafate, recordé la canción y la escena; desde entonces, no he dejado de pensar que la literatura es como la hija del inventor, hija de escritoras y escritores a cuyas espaldas se murmura.

En La descomposición del relato, Carlos Chernov sostiene: «Siempre me han gustado las entrevistas a escritores. Son buenas para aprender el oficio y satisfacer la curiosidad». El deseo, la curiosidad y la necesidad de algunos consejos articularon este libro que comencé a desear, sin saberlo, allá por el año 2012 cuando la organización de las IV Jornadas de Estudios Literarios y Lingüísticos de la Universidad Nacional de Jujuy me propuso entrevistar a Angélica Gorodischer a quien, el año anterior, había conocido en Córdoba.

Agradezco a cada escritora y escritor por las entrevistas, los diálogos, el intercambio; por el apoyo, la generosidad y la amistad que este libro también festeja.

Gracias a Teresa Andruetto, Pablo Baca, Silvia Barei, Diana Bellessi, Elena Bossi, Irene Chikiar Bauer, Raúl Dorra, Angélica Gorodischer, Mori Ponsowy, Tununa Mercado, María Negroni, Alberto Tasso, Orlando Van Bredam y a Gigliola Zecchin.

 

 

 

Elena Bossi

Se escribe, sobre todo, pensando

 

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María Teresa Andruetto

Leyendo a otros a menudo me nacen deseos de escribir

 

 

 

Angélica Gorodischer dice que cuando se trabaja y trabaja hasta las musas aparecen, ¿tienen un tiempo y un lugar para escribir?

 

Elena Bossi: Coincido con Angélica: mientras trabajo aparece la inspiración. La escritura no se produce solo cuando una está efectivamente sentada frente a la máquina. Se escribe, sobre todo, pensando. Vas por la calle,  nadás,  manejás, estás bajo la ducha: la cabeza trabaja, sigue su deriva y las ideas se van acomodando en alguna parte. Después, cuando te sentás, parece que alguien te dictara; pero tiene que ver con todo ese trabajo anterior y no con un milagro. En este sentido, escribo en todas partes y bajo cualquier circunstancia. Por otra parte, para sentarse a tipear y poder escuchar la voz que «dicta», requiero de algunas condiciones: soledad, serenidad, cierto confort. Me ayuda mucho aislarme, viajar y estar lejos de toda posible interrupción. Pero es difícil tener las condiciones ideales. Aprovecho los fines de semana largos, las vacaciones.

 

María Teresa Andruetto: Sí un lugar, una habitación en casa, con computadora fija. No un tiempo, lo del tiempo es siempre extraño para mí, se trata el de la escritura de un tiempo que nace, crece o se asfixia en medio de los tiempos dedicados a otras cosas, de la vida y a veces también de la literatura, pero no de la escritura misma.

 

¿Qué factores pueden ayudar y cuáles pueden entorpecer el trabajo de la escritura?

 

Elena Bossi: Entorpece todo lo que distrae: ciertos problemas urgentes, las obligaciones, la mala salud, el clima riguroso, tener que ir a comprar y cocinar el propio alimento; pero hay que preguntarse si esos mismos factores no son los que provocan el deseo y «la inspiración». La vida cotidiana, con su traqueteo, me aleja muchas veces de la escritura; pero cuando me siento a escribir en condiciones ideales ¿sobre qué escribiría si no me involucrara de lleno con la vida? Entonces es como si uno escalara una montaña o cruzara el mar para ver algo que desea y resulta que ese algo es valioso porque se escaló la montaña o se atravesó el mar.

 

María Teresa Andruetto: Lo que más me ayuda a escribir es la rutina, saber que voy a estar varios días seguidos en casa, sin necesidad de salir. Cierto orden de vida, cierta monotonía, es lo que más me estimula. Y la lectura, por supuesto, porque leyendo a otros a menudo me nacen deseos de escribir.

 

¿Existe una diferencia entre escribir para niños y escribir para adultos?

 

María Teresa Andruetto: Sólo encuentro diferencias en el caso de cuentos para lectores muy incipientes, muy pequeños. En cuanto al resto, es decir prácticamente todo lo que he publicado en colecciones infantiles, no encuentro diferencia. Mejor dicho, cada proyecto de escritura, cualquiera sea finalmente su destinatario, es diferente de otros que uno mismo ha llevado adelante, cada proyecto es único, particular, hecho de necesidades y situaciones azarosas.

 

Elena Bossi: Si escribo conscientemente para un público joven, digamos, por ejemplo, por encargo de una revista, entonces pienso en ese lector y me imagino a mí misma en esas edades. Por lo demás, no varía el proceso.

 

En sus producciones, encuentro personajes femeninos fuertes, pienso en Patricia, de Otro lugar, quien contiene la respiración debajo de la mesa para que los mayores no la escuchen y entonces se confiesen. Y también pienso en Julieta, de Lengua madre, quien reconstruye -entre cartas, papeles y fotografías- la historia de su madre. ¿Cómo fueron pensados y construidos estos personajes?

 

Elena Bossi: Patricia es un personaje inspirado en una persona real, lo que se cuenta en Otro lugar es «verdadero» y a la vez toda la historia está inventada. Patricia es el personaje que tiene a su cargo escuchar y filtrar las voces que llegan hasta su escondite, «se hace la película». No sabe, debe hacer el esfuerzo de dar forma a tantas palabras inquietantes sin comprenderlas del todo. No es un personaje fuerte, debe sobrevivir al horror, no de los hechos (ella no estuvo en la guerra) sino de las historias. La violencia afecta a varias generaciones. Pina, la madre de Patricia, es el personaje fuerte que sobrevivió sin enloquecer. Patricia está escuchando ahora, por primera vez, esas historias y la falta de aire, al finalizar la novela, da cuenta de que su cuerpo ha sido afectado. 

 

María Teresa Andruetto: Julieta fue naciendo de una escena, una mudanza, en la que me vi a mí misma ante una carta de mi madre, una carta que ella me había mandado en 1976 y que quedó, vaya una a saber por qué, entre las páginas de un libro.

 

Elena Bossi trabajó con Penélope Todd en una novela llamada Amigas, disponible en eBook. María Teresa se encontró con Circe Maia en Uruguay, producto de aquel encuentro nació La pesadora de perlas, obra poética de Circe que incluye la conversación que ambas mantuvieron. ¿Cómo se viven esas experiencias de trabajo conjunto?

 

Elena Bossi: Penélope Todd -de Nueva Zelanda- y yo nos conocimos en Iowa, en el Programa Internacional de Escritores. La novela fue un proyecto para no despedirnos: cada una, en su país, escribió capítulos alternados en su propia lengua. Luego trabajamos sobre una traducción precaria de la otra parte, editando el texto. Dos años después de nuestro primer encuentro en Estados Unidos, Penélope obtuvo una beca para venir a la Argentina en donde pasamos seis semanas escribiendo en espejo, enfrentadas, tratando de entender y traducir la imagen de la otra y al mismo tiempo apropiándonos de esa imagen en nuestra lengua. Fue una experiencia privilegiada. Cuando me tocaba escribir las partes de sus originales en inglés, yo sentía la superposición de mi propia escritura que se acomodaba a la de ella y la incorporaba como una capa más.

Nos dimos la libertad de alterar el original y el resultado es una novela con muchas diferencias en cada lengua, que incluso comienza por capítulos diferentes. El ebook da cuenta de esa experimentación pues los enlaces permiten moverse a través de los capítulos y de las versiones. No lo sabía entonces. Durante el proceso jamás pensé que un nuevo formato de libro sería la manera ideal para leer Amigas; cuando vi el libro editado me di cuenta de que habíamos hecho un proyecto que debía editarse de ese modo.

 

María Teresa Andruetto: La historia de La pesadora de perlas es muy larga. Me encontré con la poesía de Circe en los primeros años ochenta y esa poesía ya no se fue de mí. Repartí fotocopias de sus libros, la llevé a talleres y cursos, la cité en conferencias y charlas. Pero a ella la conocí recién en 2012, cuando el editor (que tres décadas atrás concurría a mis talleres y la había leído por entonces) me propuso que hiciéramos esa antología y que fuéramos a Tacuarembó para que yo pudiera conversar con ella. La entrevista sucedió en abril del 2012, compartimos tres días de conversaciones. Después la volví a ver en marzo del año siguiente, cuando cerró el Festival de Poesía de Córdoba.

 

¿Qué consejos les darían a quienes desean dedicarse a escribir?

 

María Teresa Andruetto: Que lean mucho, que tengan una mirada y un oído atentos a su medio y a su tiempo.

 

Elena Bossi: Además de no esperar la jubilación para cumplir el propio deseo, creo que si alguien quiere escribir cuento o novela y no posee ninguna experiencia, le diría que observe y reflexione acerca de la voz que contará la historia. Toda narración tiene un punto de vista más apropiado que otro.

Es un buen ejercicio, al leer, preguntarse por el narrador, ¿quién cuenta esta historia? ¿Qué sucedería si se narrara desde otra perspectiva? ¿Qué se perdería o se ganaría?

 

 

 

Piedra libre para

María Teresa Andruetto

 

 

Leer Kodak es recorrer una muestra fotográfica, donde cada una de las fotografías podría narrar una historia. ¿Qué tiene la poesía en particular que la diferencia de los otros géneros?

 

María Teresa Andruetto: Me lo he preguntado muchas veces. Imagino que se trata de la música, el ritmo, la condensación y la calcinación que alcanzan, algunas veces, muy pocas veces, de modo misterioso, las palabras, no tanto por arte de magia, como por trabajo, concentración, atención.

 

Tomo unas palabras de Lengua madre: «No se libera uno de las cosas evitándolas, hay que atravesarlas». ¿La escritura es una forma de atravesar lo que esquivamos?

 

María Teresa Andruetto: Es una frase que repite más o menos libremente, una cita del diario de Pavese y que se me aparece en todas partes de la escritura y de la vida. La escritura es un camino de conocimiento, es decir una experiencia, una forma de atravesar lo que desconocemos o lo que nos parece insoportable. Pero no sé si eso bastaría para explicárnosla. Podríamos decir de ella lo que dice del mundo el haiku de Issa: «Este mundo/ es un mundo de rocío/ y sin embargo...»

 

Trabajaste en la publicación de una colección llamada Narradoras Argentinas, obras de escritoras relevantes que permanecían inéditas, olvidadas o perdidas. ¿Qué significa este trabajo a nivel personal?

 

María Teresa Andruetto: Es el trabajo y el placer de una lectora. Es también el intento y el deseo de inscribirme en una genealogía de escritoras. Hay tanto detrás de cada una de nosotras. Eugenio Montale dice: «Hacen falta muchos hombres para hacer a un hombre». Una podría decir esto mismo de la escritura y de las mujeres. Estamos hechas también de lo que hicieron las que vivieron (y/o escribieron) antes. Veo una correspondencia, vasos comunicantes, entre escribir Lengua Madre y co-dirigir esa colección, creo que hay algo que une esos dos gestos.

 

¿Qué significó ser distinguida con el Premio Hans Christian Andersen?

 

María Teresa Andruetto: Más traducciones y ediciones, más visibilidad. Más lectores.

 

 

Piedra libre para

Elena Bossi

 

Leer Otro lugar es como saborear pequeños bocados de masas agridulces. A Virginia, la tía de Patricia, la despojan de la palabra, se la quitan y a ella la encierran. En tu nouvelle, las confesiones, que son progresivas, están invadidas por el silencio. ¿Qué sucede cuando se nos quita la palabra?

 

Elena Bossi: La palabra y nosotros somos la misma cosa, ella nos conforma y nosotros conformamos nuestra realidad con palabras, no importa si somos sordos o mudos, las palabras resuenan de todos modos. No hay sujeto previo a la palabra. Entonces, si me quitan la palabra no queda nada, yo no puedo seguir siendo si no puedo expresarme. Por eso las dictaduras prohíben las voces, censuran palabras, queman libros.

Las guerras, la violencia a la que estaban sometidas las mujeres y los niños, el odio entre los hombres son hechos que quitan las palabras de la boca no solo porque se prohíba hablar sino porque se trata de realidades frente a las cuales no podemos decir, «nos quedamos sin palabras» (es una expresión frecuente que usamos frente a un hecho que nos conmueve demasiado).

 

En un libro de ensayos publicado por la Universidad del Litoral denominado Los otros, realizás un estudio en torno a las posibilidades del otro y de lo otro. ¿La escritura nos vuelve otros, diferentes de nosotros mismos?

 

Elena Bossi: Si uno busca crear una voz desde la cual hablar, significa que esa voz debe ser construida como parte de la actividad de la escritura. Entonces, si uno genera voces diferentes, uno es, en todas esas voces, otros. No estoy segura de que esos otros sean siempre diferentes de uno mismo. Creo que esos otros están contenidos en uno mismo. Posiblemente sea semejante al trabajo del actor: el actor busca ese otro que debe representar en sí mismo, en sus recuerdos, en su experiencia con los demás, así una escritora construye las voces, los personajes desde su propia interioridad pero en la interioridad se alojan, ya sabemos, legiones.

 

Escribís novela, cuento y teatro. En relación al género, ¿es algo que determinás de ante mano o depende de la idea? ¿Cómo fue el proceso de escritura de En los brazos de Alfredo Alcón?

 

Elena Bossi: Un proyecto suele nacer desde un género, nace como forma. Una novela nace como novela, aunque luego pueda derivar en otro género. Puede ocurrir que un cuento crezca y se ramifique y entonces, uno piense en seguir adelante y construir una novela o se puede pensar en una novela y luego entender que no hay aire suficiente, que la línea de acción es una sola y se resuelva en un cuento. Una novela que se escribió puede contener una obra de teatro y la reflexión acerca de los problemas que acarrea la escritura produce ensayos; pero por lo general, en mi caso, el tema surge adherido al género.

En los brazos de Alfredo Alcón fue un encargo. La actriz María del Carmen Echenique -a quien yo admiro- me pidió una obra para ella cuyo tema fuera la frustración. Pensé entonces que lo que mejor mostraba la frustración era el modo en que los padres presionan a los hijos para que realicen los sueños que aquellos no pudieron cumplir. Así, el personaje de Elsa carga el peso del deseo de su madre en forma de última voluntad y Camila, la hija de Elsa, carga el peso de ayudar a cumplir un doble deseo: el de su abuela y el de la misma Elsa. Entrevisté a todas mis amigas y conocidas para que me hablaran de la relación con sus madres. Fue un proceso muy interesante que le dio consistencia al personaje de Elsa.

Con un primer borrador, pedí una clínica a Mauricio Kartún y con él trabajé en cuatro reuniones a lo largo de un año hasta que terminé la escritura. Lo demás se ajustó durante las sucesivas puestas con aportes de las actrices y la asistencia de dirección.

 

 

Juan Páez (Rosario de la Frontera, Salta, 1984) es escritor, profesor e investigador. Licenciado en Letras por la Universidad Nacional de Jujuy. Fue becario del Consejo Interuniversitario Nacional y de la Fundación Mempo Giardinelli. Realizó numerosos cursos sobre periodismo entre los que se destaca un Posgrado Internacional en Escritura: creatividad y comunicación (FLACSO – Argentina). Publicó música para aeropuertos (2013), Cuando vengas, te cuento (2015) y árboles de agua (1° edición 2016; 2° edición 2017). Actualmente está radicado en Formosa y se desempeña como docente y jefe de departamento del Profesorado de Educación Secundaria en Lengua y Literatura en el ISPRMM. Contacto: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.